Son de origen oriental y luego costumbre tomada por los romanos quienes las llevan hasta nuestros días, con el fin de reforzar el cumplimiento del acuerdo convenido entre los esposos, pues si se incumple la promesa de matrimonio, se pierden las arras.
Anterirmente las arras no eran una dote del marido o siquiera una parte del precio de la mujer, eran calificadas como garantía del acuerdo o promesa de matrimonio (el arra responsalicia).
En la España antigua adecúan las arras a la condición de la esposa, según sea ésta villana o aldeana. La primera podía recibir como arras tres de las mejores heredades del esposo, mientras que a la villana se le daba un campo de sembradura y un cahíz de semillas; es en el Medievo cuando ya se ofrecían en moneda.
Estas monedas han pasadao por diversos significados además de los menciomados, en un tiempo representaron una dote, en otro un regalo en agradecimiento a la virginidad de la esposa.
Las arras están formadas por 12 monedas "reales" de oro o plata y una de bronce o material noble de menor valor.
Las 13 arras representan en el rito mozárabe, los bienes repartidos en los doce meses del año y una más para compartir con los pobres y además representa el número de la buena suerte.
Hoy en día las 13 arras que entregan los padrinos, significan en el marco del rito religiosa la prosperidad así como el compromiso contraído para hacer fructificar los bienes venideros tanto materiales como espirituales. Son el dinero que circula de mano en mano, del padrino al novio y del novio a su mujer.
Se guardan en un cofre que se coloca cuidadosamente en una charolita que descansa en un pequeño cojín blanco, algunos han agregado a esta serie una cajita de cristal.
