¿cómo Ven Los Hombres La Boda?

chino bravo
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Es común que exista una emoción dispar entre el novio y la novia con respecto a organizar su boda; y es común también que ellas se decepcionen y/o desesperen ante la situación, lo cual muchas veces desemboca en roces o conflictos en la pareja. ¿Te suena familiar?

Tratemos de ir más allá de los problemas comunes para tratar de identificar las causas de fondo. Objetivamente, ¿cómo ven los hombres la boda? Tal vez antes de realizar dicha pregunta, debamos anteponer otra: ¿Qué condicionantes e implicaciones tiene el concepto tradicional de la boda?


Suele decirse que “la boda es para que la novia se luzca”, que es “el día que siempre soñó” y que ella debe ser “el centro de la boda”. ¿Las mujeres están de acuerdo con estas frases? Probablemente más que de acuerdo, están cómodas, pues naturalmente quieren disfrutar su día al máximo. Pero tal vez ahí encontremos una causa, pensar en “su” día es muy distinto que pensar en “nuestro día”.

Consideremos que tal vez cuando se aceptan y reproducen los conceptos y roles tradicionales de la boda y de los novios; el hombre es puesto en segundo plano casi de forma automática. Y esto para el hombre probablemente no será motivo de queja, pues es la excusa perfecta para involucrarse e interesarse poco, es decir, se le facilita una posición cómoda.

Aunque la novia suele estar al frente de la organización de la boda, el segundo natural debería ser el hombre. Pero ello tampoco pasa, pues se realiza un organigrama casi espontáneo donde el hombre está por debajo de su mamá, su suegra, las hermanas y amigas de la novia, etc.

Hace poco escuché un ejemplo donde la novia eligió hasta el traje del novio. Imagínate, si hasta su traje le escoges, ¿qué espacio puede sentir?

Es más que claro que siempre hay críticas de un sexo a otro acerca de los procesos mentales de cada uno; los hombres suelen acusar a las mujeres de ser demasiado sentimentales; por su parte las mujeres suelen señalar que el hombre tiene poca sensibilidad e interés por cosas que ellas consideran importantes.

No es ningún secreto que ello provoca conflictos, pero la clave es esta: somos distintos, no desiguales. Acuérdate de aquella canción de Arjona, “Quién diría”, cuando dice que “si fuésemos iguales, que apatía; no tendríamos de qué hablar cada siguiente día”.

Pero ojo, esto no significa que te resignes a que el hombre no se interesará ni involucrará en la organización de la boda; al contrario, la intención es ir más allá de las nociones convencionales y encontrar una forma de cooperar.

Circula por Internet un popular “manifiesto masculino” dirigido a las mujeres con la intención de que entiendan mejor al hombre. Gira en torno al concepto de que los hombres “somos simples”. Desde luego que no lo tomaremos como una referencia académica, ni mucho menos resaltar los tintes de machismo que pudiese tener.

El caso es que si los hombres somos simples, podemos pensar en proponer una cooperación en la organización de la boda en base a este sencillo principio: pregúntale qué le gusta.

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