No hay nada que marque tanto la personalidad de una novia como las joyas que elige. Es una elección que no conviene tomar a la ligera, pues hay cantidad de opciones y puede suponer el colofón perfecto para el look nupcial o arruinarlo completamente. Desde las tradicionales y supersticiosas perlas hasta los diamantes más trabajados, encontramos joyas clásicas, modernas, de aire retro o de diseño especial, que acompañan a vestidos de novia, dando ese punto luxury perfecto y especial.
Poner las joyas al servicio del look y no al revés. Esa es la tónica general entre nuestras novias con estilo.
Si hay una norma común en cuanto a la manera de lucir las joyas que tienen nuestras novias con estilo, esa es la sencillez. Los estilismos nupciales no se sobrecargan con cantidad de joyas ni se quita protagonismo al vestido, sino que se llevan para dar un sutil toque de elegancia y distinción al conjunto.
¿Las más habituales?: Los anillos de pedida, que las novias lucen orgullosas el día de su boda, como hacen Yolanda, Alba o Ana. Pero también un clásico al que recurrir son los pendientes, desde pequeños brillantes que dan luminosidad, como los que luce María, delicadas creaciones en forma de lágrima como los de Paloma o preciosas piezas antiguas como los pendientes de esmeralda que llevó Karol.
Otra norma que se repite en la elección es llevar joyas de herencia familiar, algo que da un toque sentimental y romántico a cualquier look de novia. Desde intrincados relojes vintage como el de Karol, hasta antiguas peinetas de aire retro como as que luce Candela prendidas en su recogido. Joyas que sobreviven en el tiempo para iluminar con su brillo a varias generaciones en su gran día. Otra joya que suele destacar sobre todas las demás cuando la novia decide llevarla son las tiaras, preciosas creaciones que se convierten en auténticos tesoros familiares.
