Una boda no existiría sin la novia y sin el novio. Siempre nos han hecho creer que las mujeres son las locas de las bodas y que la novia es quien debe encargarse de todo, puesto que es a ella a quien le hace ilusión. Afortunadamente, hemos cambiado el chip, y el novio se implica algo más en su día y no es un mero
espectador o acompañante. Sin embargo, una boda no es algo que hagamos todos los días, nos cambian las rutinas y debemos estar pendientes de que todo vaya bien. Además, existen otros dos factores importantes que también influye en el desarrollo de una boda: los nervios y la mala organización.
Hoy tenemos unos consejos para el gran protagonista.
Desentenderte de la boda. Implícate, participa. Es tu gran día. Tú también debes verte representado en tu boda. Los detalles, los colores, la temática, las flores, las alianzas, la decoración,... tu opinión es igual de importante. Además, debes sentirte cómo y estar al tanto de todas las gestiones. No se trata de que lo hagáis todo juntos, podéis dividir tareas. Pero sois un equipo y lo seguiréis siendo después de la boda aún más.
Escribir tus votos la misma mañana. Si habéis decidido dedicaros unas palabras en la ceremonia, o si quieres sorprender a la novia de alguna forma, no te pongas la misma mañana. Los nervios te dejarán bloqueado y la inspiración no aparecerá. No importa que lo bien que se te dé, escribe, ensaya o prepárate tu intervención unas semanas antes. Ni si quiera unos días antes. Y si los nervios te traicionan, no dudes en usar una chuleta, no pasa nada por leer.
Llegar más tarde que la novia. Si vais a seguir el protocolo, no hagas esperar a la novia. Aunque, en realidad, no está bien que hagas esperar a nadie. Como el novio es el primero en llegar él debe actuar como "relaciones públicas", recibiendo a los familiares y amigos, saludando y atendiendo. Calcula bien los tiempos, se previsor y ten en cuenta que pueda haber atascos o imprevistos a la hora de salir de casa camino a la ceremonia.
No llevar nada de documentación, ni dinero. Tanto si vas a conducir, como si no. Lo mejor siempre es llevar la cartera con toda la documentación y algo de dinero. Nunca sabes si vas a necesitar pagar algo o surgirá un extra.
Emborracharte como si fuera tu despedida de soltero. Es tu boda, es tu fiesta y son tus amigos y familia. Pero un novio no debe desfasar y perder el control porque entonces no disfrutará junto la novia de su gran día. ¿Hay algo más desagradable que un borracho arruinando una fiesta? ¡Sí, que el borracho sea el novio!
No disfrutar. Divertirse y vivir al máximo la boda es un objetivo a compartir por todos los integrantes, pero si encima eres el novio no puedes dejar de disfrutar cada instante. Y es que una boda pasa volando. Puede que seas tímido, que no te guste ser el centro de atención, que te incomoden las aglomeraciones y que los nervios de todo el día te hayan dejado KO pero nunca más vivirás algo así. No desperdicies un momento tan especial en la historia de vuestro amor.